Dirigido a todos
Dirigido a nadie.
Km. 0
De pronto todo cambio, las aceras se transmutaron, los pilares de palabras que sostenían el templo eran nítidas, nítidas y palpitantes como un aro; Muros de cristal, reflejaban en los Paraninfos ecos muertos, rostros vacíos, lacios de ideas, vacilantes entre la muerte y la vida; Muros silenciosos, de vista vigilante en el centro del laberinto, callaban por fin su largo silencio y echaban gritos de locura, lagrimas de tristeza.
El cielo siguió tornando entre el azul del mar al verde chispeante, como por medio de un termómetro mágico, controlado por ese gran arquitecto.
Me sentí solo en el mundo, acaso era el único capaz de prestar atención a estos acontecimientos_?, acaso me estaba volviendo loco_?
Por un instante, instante de años, el tiempo se doblo a mi merced, a mi profunda necesidad de tener más tiempo, la conciencia se me hizo entre soledad y letras palpitantes, de seres de galaxia que parecen jamás a verse ido de este mundo.
Santiamén de años, extremadamente cortó para lo descubierto, como un soplo de grandeza, entre cólera y sed, vieron como nacía en mí, brotaba sus frutos, la semilla de otra era, de galaxia incauta, un nuevo ojo, como velo ateniense descubierto, con la capacidad de mirar este mundo asombroso, por primera ves.
Pero ya el oscuro instante se acabo y es hora de entrar al Templo.
Sobre anodino
En lo profundo del santuario, un ser de seres, late y vive lleno de confusión y miseria, maestro de todos, maestro de nadie, Anodino es el Clérigo del templo
.
Este abominable, de sueños embarcados y visión miope, guía a los hombre sin rostro, bajo las andanzas, del saber todo y no saber nada.
Nombra y engrandece la presencia de las grandes palabras, alguna ves dichas por los hombres del muro silencioso, que sirvieron de pilar para tan sagrado recinto.
Este ser oscuro, encarga pero no reta, dice pero no enseña, califica pero no evalúa, se ha comido su propia mentira, cree ser formador de magos, lo único que hace es crear, espejos rotos y matar ilusiones.
La letanía se repite entre todos sus seres, en todas sus cátedras, hombres de estatutos, conformistas originarios, limitadores de las primaveras, los veo claramente.
El día llegara en que nosotros, los espejos rotos reflejaremos tu esencia, tu mediocridad.
Maniquí
Bajo los pasillos del templo, en sus tres paralelos, deambulan, peregrinan, hombres enfermos.
De cabellos como espadas, de sellos como escudos, con cinturones que funcionan como aretes, son los seguidores de Dionisio, hermanos de narciso el bello.
Los hombres maniquí, hijos del píxel, cáscaras de la nada, seres de temporada, ocultan sus defectos, y muestran perfección.
Son vendedores de imágenes por excelencia.
Su enfermedad esta en todos, pero su fuerza viene de su muchedumbre.
Su destino ya esta marcado,
El tiempo, su ahora mejor aliado, les mostrará.
Princesas y Dragones
En las crestas del oratorio, yacen damiselas polvoreadas, cortesanas del ayer, con ojos que derraman petróleo. Estas mujeres viven del glamour, comen harapos en ves de pan y letras.
Esperan a que alguno de los muchos maniquís azules, venga a comprarlas perdón a rescatarlas.
Pero esta casa de tratos, centro de cortejos, oculta entre sus bolsos y fajas, fortunas a manera de estrellas fugaces, tan lejanas y silenciosas que parecen ser reflejos de otros tiempos.
La liga
En los campos de mediocridad, alrededor del templo, nace una coalición, una voz de voces emerge entre tanto egoísmo, para formar el grupo más representativo de todos, la liga.
De raíces antiguas, la liga a significado en todos los mundos, en todas las dimensiones, el puño de los anhelantes, pero en el templo goza de otro significado y otras funciones.
Grupo de deleite social, es su verdadero rostro.
Titanes del vino, Golosos del apodo, héroes y villanos de batallas esperadas, juegan al revolucionario con los dados de anodino.
Estos seres, en buena fe de algunos, he ignorancia de otros, se contentan con aplausos de rutina, y beben el vino del hacer algo sin hacer nada, que anodino forja.
Es bajo esta puerta donde yace la última esperanza del muro silencioso, en espera de bestias de galaxia, de cañones de futuro, que rompan tanta hiperrealidad y alumbren la larga sombra que ha marcado este sagrado templo., Dios sabe cuanto tiempo.
La gran pócima
En los rincones del lugar, bajo escombros, sin lira ni entendimiento, donde los libros corren libremente, brotan chispas de lucidez, hombres ganan rostros, maniquís adquieren vida, seres de fabula emergen, recordando tiempos de conejos.
Trabajan, en una gran pócima capaz de liberar el infinito de toda esta locura.
Pero como espejos rotos, no pueden revelar la gran imagen, necesitan ser más pedazos.
Fundirse y renacer, entre tantas reflexiones de mercado y chistes de burdel.
Km. infinito
El delirio invade mi ser, no puedo seguir describiendo tanta locura.
Acaso puede existir semejante lugar,
Tan frecuentado y a la vez tan inédito.
Será mi nuevo ojo, mal de soledad y tristeza.
Coexistirían realmente estos dos lugares.
Solo el tiempo dará respuesta a mis preguntas.
Es hora de despertar.
Ya todo esta dicho.
Que escuchen los que tengan oídos.
S. C. E:
Estudiante de Adm. Publica
4to. Semestre
sebastiancajias@hotmail.com
viernes, 30 de marzo de 2007
"Dedicado a Borges"
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