viernes, 30 de marzo de 2007

"Docente y estudiante"

Bajo condiciones actuales nace una enigma que es fundamental para llegar al entendimiento de la complejidad que surge entre el contacto docente-alumno, pero sobre todo, la influencia que ejerce la cotidianidad en el forjamiento de una conciencia social que facilita el fortalecimiento, no de las instituciones, sino dominio de las masas en el desarrollo social. Apropiadamente exponía Marcuse en “El fin de la utopía” que es necesario que la elite intelectual asuma conciencia, primero de su condición pasiva para lograr una retroalimentación en los problemas sociales y segundo jactarse de su capacidad transformadora . Pero bien, cual es la incógnita esencial para elucidar esta complejidad, lo plantearía de la siguiente manera para un entendimiento práctico; ¿Cuál es la tarea fundamental del estudiante como parte integral de la sociedad?, algún crédulo dirá, la responsabilidad del estudiante es estudiar, sin embargo, tal respuesta trasciende por mucho los limites impuestos por esta credulidad. El estudiante tiene en sus manos la obligación de forjar y adquirir un apostura critica y propositiva, y sobre todo, y ante todo, incluirse como parte esencial del desarrollo de una sociedad con todo y los deberes que este amerita, y no dejar de lado el perfil real de nuestro entorno que a fin de cuentas es el que experimentamos, el que nos desgarra y nos deleita. El estudiante debido al valor histórico que tiene, y la postura pasiva como fragmento de la sociedad, es decir, como grupo social, es su obligación intervenir como critico, y actuar con madurez y responsabilidad. El critico es en esencia, una forma libre de compromisos, es creador, en pocas palabras, es el francotirador que acecha a su presa este donde este, aun si es una fiera o un simple bicho, el critico siempre debe ser constructivo y objetivo, cueste lo que cueste. El estudiante debe adoptar su labor histórica debe verse como la semilla de la perseverancia buscando cosechar la prosperidad social.
El órgano formativo es un pilar esencial y supremo en unión con las demás pilastras que sostienen a la sociedad. La educación más allá de ser un servicio social, son los métodos por el cual una sociedad mantiene sus conocimientos, cultura y valores que afecta a los aspectos físicos, mentales, emocionales morales de las personas. De aquí nace una relación intrínseca entre el entorno académico, docente y estudiante que influirá de manera permanente en la formación del estudiantado. Es menester exponer de manera clara el estancamiento e inestabilidad no solo del progreso social sino del Estado mismo, todo ello producto del enfoque erróneo que se encuentra inmerso en las políticas adoptadas por el gobierno. Para nadie es ajeno saber que la parte medular de las políticas publicas del Estado es la economía, y esto no es inicuo, lo que si lo es cometer la negligencia de descuidar a la institución educativa y dejarla a manos de oportunistas, y sujeta a ultrajes y rapiñas, el legado de toda una sociedad no merece trato tan indigno, en suma, le economía atrae tantos focos de atención y se deja a los únicos capaces de detentar el organismo educativo que son los incapaces, sindicatos que no buscan enriquecer el conocimiento colectivo, mucho menos los titulares representantes del Estado. El estudiante como parte de una sociedad malversada, cegada y confundida tiene la obligación de emprender una aventura por enriquecer y fortalecer estructuralmente e ideológicamente a su grupo y a su sociedad.
Si bien hemos puesto en perspectiva que el estudiantado se encuentra inmerso en una labor ardua y que lleva en su naturaleza la capacidad de transformar cualitativamente el venidero progreso, es menester encarar el otro elemento concatenado con el escolar. El docente mas allá de ser el factor dinámico que entra en interaccione con el conocimiento y la metodología de estudio-enseñanza, sin mencionar las relaciones profesionales, es aquel que logra el contacto intimo con la semilla que cosechara conciencia social. Debido a esta característica trascendental se logra percibir al mentor como el campesino sapiente. Pero de alguna manera no todo es miel sobre hojuelas, si bien es decepcionante ser testigo presencial del vaivén del circundante espectador de la historia, de aquellos que se entregaron en veces a deleites oscuros de la cotidianidad y en veces a los placeres seductores de la reflexión, de igual manera es desencantador ver que de aquellos espectadores vivaces solo quedan vestigios de una pasión, de un ideal, de una visión. Caro es el precio que hay que pagar por dejar ser al tiempo, por dejar ser a la vida. Pero esta decadencia moral, esta carencia de ideal no es, de ninguna manera, por generación espontánea al contrario es producto de un ambiente deliberadamente estructurado. Antes que catedrático primero el individuo, si bien este se encuentra inmerso en la lucha por satisfacer las necesidades materiales ya no solo las de su persona sino la de los suyos; es entendible, mas no justificable, que dentro de este proceso donde se desarrollan profesional y personalmente surjan contradicciones que le lleven a no solo una crisis de identidad ideológica sino a una escasez de incentivos de logren sostener el ideal de transformar su medio hacia un mejor y mas justo estado de bienestar social. Es necesario añadir que no solo es el entorno vivencial el que influye en el docente en la tergiversación de sus actos, sino que además yace en el comportamiento de la colectividad estudiantil un agente mas que ejerce valor dentro de los catedráticos. Apatía, desentendimiento del contexto social y escasez de riqueza ideológica, esto y mas forman las rasgos del grueso de los estudiantes; enajenación a su medio ambiente, hacia si mismo, bien ejemplifica por demás Jean Paul Sartre con su tesis de sujeto objeto, han llegado al punto de rechazar su propia naturaleza como persona para sustituirla por una identidad mas elaborada, mas superficial y superflua, han llegado al punto de suplantar necesidades existencial por necesidades vacías e innecesarias y de socavar ala elite estudiantil hasta pretender desaparecer su misión fundamental
Ante esta prognosis no solo del estudiante sino del docente, es necesario, un replanteamiento de una alianza renovada, rejuvenecidas y acorde a las nuevas necesidades surgidas, es momento que ante esta abstracción del medio académico surja un intereses por parte del estudiantado por los problemas fundamentales de nuestros maestros y de igual manera que los estudiantes adopten conciencia de su deber, y sobre todo y ante todo recuperar las ansias de transformar una realidad viciada que al parecer lo único que hace es sumirnos en un lago de deshumanización y en un oscurantismo intelectual que solo confunde a nuestra joven gnosis.

H. R. S.
Estudiante de Adm. Publica
4to. Semestre
trof_sky2035@hotmail.com

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Felicidades, sigue adelante hacia tu perspectiva y suerte en todo lo que te propongas.

 
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