jueves, 3 de mayo de 2007

"Simbolismo y economia"

La economía esa ciencia llamada ciencia de la escasez, de las necesidades, es realmente y mejor entendida como “la transmutación de todos los valores, en valor de cambio económico”.
La economía clásica se explica en el transformar el valor/uso, es decir la utilidad que puede tener un objeto cualquiera (refrigerador, pala, etc.), a el valor/cambio para lograr su intercambio en el mercado.
Pero hay que aclarar que existen cuatro clases de valores de los objetos:
función. Valor-Uso Utilidad
Económica Valor-cambio Mercado
cambio-simbólico Don
Valor/Signo Status
Lo que sucede, es que la economía es incompatible con la razón, la lógica, ya que no abarca a estas cuatro concepciones, solo se limita a hacer uso de las dos primeras.
A consecuencia de esto nace en el seno de la sociedad, la sociedad de consumo.
El consumo, ha sido definido en base a las necesidades, la economía política, planifica, teorifica y modeliza bajo el supuesto de producir para que se pueda consumir y satisfacer las necesidades de la sociedad.
La teoría de las necesidades, explica que el hombre debe satisfacer las mismas, pero los recursos escasos no le permiten, por lo que es necesario algo o alguien que lo oriente (nacimiento de la economía)
Pero la Teoría de las necesidades no tiene sentido.
Así como no se puede saber si el alma engendra al cuerpo, tampoco se puede decir que las personas engendramos a los objetos en base a las necesidades.
A nivel primario, las necesidades primarias que son: comer, beber, dormir, coger, etc., y éstas solo pueden ser privadas de los medios para satisfacerse, uno es capaz de obtenerlas sin objeción alguna.
Entonces el armar un sistema económico-social en base a las relaciones de producción donde impera la necesidad como base teórica es un gran error, porque más allá de esta supervivencia de la cual todos somos capaces, el hombre no sabe lo que quiere, mas allá es presa de necesidades secundarias, necesidades abstractas, donde cae lo económico, lo social y lo cultural.
Y es de estas abstracciones de necesidades que aparece la sociedad de consumo en la cual nos hemos visto sumergidos.
Que diferencia tiene tener un bocho de un mercedes?, si ambos sirven para lo mismo.
que diferencia tiene ir vestido bajo marcas como abercrombie o gucchi, a estar cubierto de ropa de dudosa procedencia (marca patito).si la finalidad es la misma.
Se puede ver como el consumo esta envuelto en un fetichismo, los objetos no están ya en su relación de necesidades, en su relación de uso, sino en su valor de intercambio simbólico, lo que refuerza una ves mas esa falta de la economía de entender y englobar las cuatro formas de valores que existen en los objetos.
El estar con determinada ropa, auto, casa, utensilios, todo es muestra de como el consumo es una función social y no individual, donde el consumo se ha vuelto en una forma de demostrar el privilegio social, es un exponente de prestigio.

De aquí que existen objetos no funcionales, decorativos, inútiles, como son los accesorios y el surgimiento de la moda, como su máxima ironía.
El objetivo funcional, que según las necesidades es lo primordial en las relaciones económicas, a pasado a un segundo plano, y en este simulacro de lo funcional, se puede ver un toque de discriminación social por lo que el consumo es parte de cómo se jerarquizar a la sociedad.
La sociedad de consumo es en el fondo, es una institución, de estrategia de poder, de dominación, donde se manipula los signos
El hombre ya no esta ahí para satisfacer sus necesidades, sino para producir productividad
La economía no se vuelve más que una estructura de productividad para que nazca el confort y el ocio.
“Las clases dominantes han pasado el privilegio económico al privilegio de los signos; porque este estadio ulterior representa el estadio cabal de la dominación. Ya no se define por la propiedad de los medios de producción sino el control del proceso de significación, a esto se ha escapado el análisis marxista” Baudrillard, Jean

1 comentarios:

Guamafune dijo...

En efecto, el signo nos signa como especie, pues lo más humano entre lo humano es la voluntad de poder y la estupidez.

Es decir, el reducir la totalidad de la realidad en una realidad limitada y arbitraria (algo estúpido y con una relación de poder), nos separa al mismo tiempo de la animalidad. Y ese paso es el nombrar a las cosas. Mutarlas en un signo lingüístico, reducirlas a eso. Luego, nuestro fetichismo por el signo deriva en todas las pereverciones que nos conocemos.

 
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